Sin embargo, más importante que los equipos y espacios, es su equipo humano, compuesto por pediatras, neonatólogos, gineco-obstetras, anestesiólogos, intensivistas y por supuesto, sus enfermeras.  Ellas con su dedicación y compromiso, además de un innegable calor humano, acompañan a toda la familia durante esta experiencia.

Hablamos con tres profesionales del Hospital Paitilla quienes no solamente demuestran su vasto conocimiento en el área, sino su dedicación y compromiso de corazón con las madres, sus familias y los bebés.

En el área de partos, la enfermera ginecoobstetra Delka Rodríguez nos comenta que en su área son responsables de la atención de las pacientes embarazadas en labor o parto y asisten al médico obstetra durante todo el proceso.  “Es muy importante estar y parecer tranquila en todo tipo de situaciones, para poder transmitir esa sensación a la paciente y su familiar, siempre son factibles los ejercicios de respiración profunda, recordarle que falta poco para conocer a su bebé, que es una guerrera y está haciendo un trabajo grandioso”.

Una de las metas es mantener a la madre lo más cómoda posible, por eso “le permitimos movilizarse, ya sea caminar, realizar ejercicios en la bola de pilates, sentarse en la cama o en la silla, la posición que ella desee.  Tratamos con el padre también, al cual aconsejamos apoyar a la gestante, física y emocionalmente, desde pequeños gestos como besos, ofrecerle agua, masajes, abrazos o solo guardar silencio cerca de ella, hacen la diferencia”.

La enfermera Lissette Bellido, Supervisora del Área de Maternidad, asiste a la madre luego del parto, para dar seguimiento a su cuerpo y síntomas.  “De esto dependerá que pueda incorporarse de la cama en el tiempo estipulado, que es 4 horas en parto natural y unas 12 en caso de cesárea y así continuar con su recuperación”.

“Tenemos también contacto permanente con la mamá para informarle del estado del bebé mientras llega donde ella o hasta que ella pueda ir a verlo en caso de que se le esté tratando.  Manejo de la ansiedad, manejo del dolor, tanto a nivel físico como psicológico y gracias a la empatía, ayudarla en lo posible, siempre tomando en cuenta las características y comportamiento de la paciente, con mucho respeto”.

La enfermera Julia de Denis es Enfermera Pediatra y Supervisora de la Sala de Neonatología.  “Establecemos contacto con la madre en cuanto llega a la habitación, para que se sienta tranquila y segura.  Contestar todas las preguntas que pueda tener.  Siempre nos alistamos con tiempo, ya que de la sala de partos nos informan el estado del bebé y qué área lo debe recibir cuando nace, ya sea que venga a la sala, o a cuidados intensivos o semi-intensivos.  Mantener calientito al bebé, atenderlo y darle los medicamentos indicados es nuestra prioridad”.

El padre ya puede entrar a la sala de neonatología con el pediatra si gusta para acompañarlo a la toma de medidas, peso e higiene.  “Igual con las mamás, nosotras estamos dispuestas a apoyarlas de la mejor manera posible.  Mostramos al bebé a la madre cuando lo llevamos por primera vez en detalle para que se sienta segura y tranquila que todo está bien y entonces nos dedicamos al tema de la lactancia materna”.

“Gracias al alojamiento conjunto, si quieren que el bebé duerma en su cuarto, las asistimos en la madrugada con el pecho y lo que necesiten.  Si quieren descansar, llevamos al bebé para que pueda dormir y se le alimenta de acuerdo con lo acordado y aprobado por la madre y el pediatra.  En caso de ser necesario el uso de ordeñadoras, las trasladamos a la habitación o las atendemos en la salita privada y la apoyamos en todo el proceso”.

“Para nosotras es fundamental orientarlas, y con mucho cariño, pero con entereza las vamos guiando en el proceso hasta alcanzar el éxito, venciendo miedos y dificultades para que otros factores no distraigan a la madre de este proceso”.  El día de la salida, se les explica a las madres el cuidado en casa, de higiene, alimentación y muchos otros detalles.

Durante su estadía, tratamos de calmar la angustia, explicar cualquier situación que acontezca al bebé, comunicación constante, sobre todo si no es posible llevarlo a la habitación, como por ejemplo que haya sido necesario ubicarlo bajo la lámpara para regular la bilirrubina (cuando el bebe se pone amarillo), se le haya agitado la respiración o se le haya realizado la circuncisión, por ejemplo.

“Nuestra mayor satisfacción es ver el resultado de una familia feliz, un bebé sano, y el trabajo en equipo y comunicación constante; así como el deber cumplido de una atención de calidad y bien hecho, siempre en busca de la satisfacción de las pacientes, esposos y familiares”.

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