Una expresión que muchas veces usamos para justificar lo que no hemos hecho, lo que hemos dejado atrás o lo que nos gustaría haber sido.

Soy humana, y sí, hay momentos en los que he pensado como sería todo si…

En otra vida, desde temprana edad hubiera elegido ser prioridad aplaudiendo mis logros, sin esperar el reconocimiento de otros.

En otra vida, definitivamente pediría prestadas las mismas amigas veteranas.

En otra vida, haber conocido a mis abuelos y ser la niña de sus ojos.

En otra vida, jamás dudar de mis decisiones y que en su momento fueron lo mejor para mí.

En otra vida, viviría en Europa y sería muy buena amiga de Alejandro Sanz.

En otra vida, ser una hija tomada en cuenta, donde mi opinión tendría alguna validez, mi tiempo sería respetado y mis decisiones valoradas.

En otra vida, comprendería que las acciones de los demás se tratan de ellos no de mí.

En otra vida, tantas cosas, y justo ahora que damos por inicio un nuevo año, nuevas oportunidades, nuevos planes y proyectos, comprendo más que nunca que en otra vida no existe. ¡Es Hoy!

Las decisiones que tomamos, tanto grandes como pequeñas, moldean nuestras vidas.

La realidad es que esta vida que tenemos es la única que realmente importa y aunque hay situaciones o decisiones que no somos capaces de comprender en el momento, son las que nos definen irremediablemente, descubriendo como el concepto de «en otra vida» puede ser una forma poderosa de comprender mejor nuestro presente.

La constante comparación con los demás, la presión por cumplir con estándares establecidos y la sensación de que siempre hay algo más, algo mejor, algo diferente, nos lleva a pensar que, si tan solo tuviéramos una «segunda oportunidad», nuestras vidas serían mucho más satisfactorias. Irónicamente las personas que logran lo que consideramos el «sueño», sea una familia perfecta, una carrera exitosa, una vida de lujo, son en algunos casos vidas vacías o insatisfechas.  Lo que nos dice esto es que no importa cuán diferente sea nuestra existencia, si no somos capaces de valorar lo que tenemos en este momento, nunca estaremos realmente en paz con nosotros mismos.

Sin embargo, la reflexión sobre «en otra vida» también nos da una pista de lo que realmente buscamos: transformar una situación y el deseo de empezar de nuevo, de ser alguien distinto o de tener nuevas experiencias, habla de una necesidad humana de crecimiento y de cambio. Vivir en un mundo que constantemente nos invita a mejorar, a ser mejores versiones de nosotros mismos, a reinventarnos, genera una tensión entre la aceptación de lo que somos y el deseo de lo que podríamos haber sido. Pero esta tensión no es necesariamente negativa. Aceptar que «en otra vida» ya no existe más que en nuestras fantasías puede ser el primer paso hacia una transformación genuina en la vida real.

“En otra vida” no existe. ¡Es Hoy! Así que trabajo en todo lo anterior 

Quizás la clave esté en darnos cuenta de que las decisiones que tomamos, aunque a veces nos pesen, son las que nos definen. Y, en lugar de lamentarnos por los «qué hubiera sido sí», pudiéramos preguntarnos qué podemos hacer con la vida que tenemos ahora. El reto no es vivir como si tuviéramos varias oportunidades, sino vivir cada una de las que se nos da con toda la intensidad que merecen.

En lugar de vivir atrapados en lo que podría haber sido, te invito y me invito a mí… aprender a valorar lo que es, con todo lo que implica, puede ser el primer paso hacia una vida más plena y auténtica. Al final, quizás nuestra verdadera vida no está en lo que elegimos, sino en cómo elegimos vivir con lo que tenemos.

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